Entrevista realizada en el programa de radio "Cimarron"

Cimarrón: El barrio Cambacuá de la ciudad de Corrientes, que significa cueva de negros en guaraní, era suburbio y barrio de negros hasta el año ‘78, después los militares lo urbanizaron y el grueso de la población nativa voló hacia las periferias y al Chaco. Quedan todavía en el barrio Cambacuá varias familias y en diciembre de 2003 se rearmó la cofradía de San Baltazar ¿tienen conciencia de su origen afro?
Cirio: Plenamente.
Cimarrón: O sea que están rearmando una de las cofradías más antiguas que existió acá.
Cirio: ¡La cofradía mas antigua! Ojo es como un proceso de re-folclorización, ellos dicen esta no es la original de esa época, no te quieren vender gato por liebre, están haciendo una versión 2003, pero siguiendo una tradición que fue interrumpida y saben que les corresponde.
Cimarrón: ¿y que elementos de la cultura afro mantienen estas personas?
Cirio: Viven en un barrio negro, veneran a un santo vinculado con la comunidad negra argentina y lo honran con lo que al santo más le agrada que es la música y la danza. Este culto esta extendido en una gran zona del noreste argentino, pero cada capilla es autárquica en sus maneras de veneración, prácticamente no hay dos capillas iguales en cuanto a la música que hacen, las danzas que hacen, a la cosmovisión; tienen matices. Por ejemplo lo que escuchábamos recién es la zemba o charanda (este ultimo es un nombre moderno), es una de las danzas religiosas que se tocan y se bailan para el santo. Es una danza sagrada. Se toca con un membranófono de percusión con las manos, que llaman “bombo” y que es único en el país. Este instrumento mide 1,13 m de largo esta construido en un tronco hueco de una sola pieza y se lo coloca horizontalmente sobre una tarima, para percutirlo se sientan dos hombres a horcajadas del bombo dándose la espalda y ambos tocan con las manos sobre el parche el mismo ritmo al unísono; Hay un triángulo muy sonoro, que también es infaltable en esta ceremonia que toca el mismo ritmo y los cantos que son 7 en total, aunque actualmente sólo 4 se encuentran vigentes. La charanda o zemba es de Empedrado y siempre fue de Empedrado, no se baila en ningún otro lugar para San Baltazar. En otras regiones de Corrientes se hacen otros rituales pero siempre lo que tienen como común denominador es que la música y la danza es el vehículo devocional. Por ejemplo en algunas capillas rurales cercanas a la ciudad de Goya se hacen baile de mascaradas, son los cambara’angá (esto es afro-guaraní: cambá es “persona negra” y ra’angá es “espíritu de negro” o “falso negro”). Son bailes de mascaras donde ciertos devotos (no todos) pasan por un rito de paso que se llama “El nombramiento”, asumen el festejar el día del santo con unas mascaras rituales y unos trajes bastante elaborados en donde se simbolizan el rojo y amarillo, los colores del santo y diversos atributos, entonces esas personas durante la fiesta no son esas personas; son el santo. No es posesión exactamente, no están fingiendo tampoco, es un término medio. El santo se les manifiesta mediante lo que al santo le gusta que es bailar, divertirse, candombear. Entonces los cambara’angá tienen que bailar, hacer cuestiones histriónicas, morisquetas y como son el santo en ese momento anulan todas sus características humanas: no tienen nombre propio, no tienen voz propia (hablan en falsete), no tienen el movimiento corporal cotidiano y no tienen rostro que les otorga su indivisa identidad, sino tienen mascaras. Además son máscaras no de cara, sino de cabeza, o sea que les cubre todo. Entonces durante el ciclo festivo de san Baltazar que va del 25 de diciembre al 6 de enero esas personas son, de alguna manera, el santo en la tierra. Ahora esto que les comento así tan fácil me llevo varios años verlo, entenderlo e interpretarlo.
Cimarrón: Yo nunca me imaginé rasgos africanos en el Litoral o en nuestra cultura más que en ciertos estilos musicales, palabras o cosas de la cultura popular que habían quedado bastante superficiales, no me imagine que quedara gente que aun recordara su pasado afro.
Cirio: En esta misma zona donde está el baile de los cambara’angá se toca la tambora (otro membranófono tradicional) que es un instrumento consagrado a San Baltazar, no se toca en ningún otro momento del año, se toca solo para el santo, es un objeto sagrado que se guarda en el altar al lado de la imagen, hay tamboreros específicos que lo tocan, es un tambor pequeño, sin aros, con parche y se toca con dos baquetas. Para el día del santo en estas fiestas la música se tiñe de negro. Hay practicas musicales que son ancestralmente negras como la charanda que escuchamos recién, y hay otras practicas musicales criollas que para el día del santo se africanizan, es el caso del chamamé, el valseado y la cumbia; Estos ritmos obligatoriamente tienen que ser tocados con la tambora. O sea que al conjunto musical que viene se le adosa el tamborero de la capilla, no puede haber música sin tambor. Entonces el chamamé de ese día y solamente el de ese día se toca con percusión (que no es tradicional en el chamamé). Esa música criolla: cumbia, chamamé y valseado tienen un plus de significado negro para el día del santo con el agregado de la tambora, que la tambora es considerada “la voz del santo”, por lo tanto no cumple función de acompañamiento sino que tiene que tocar al mismo nivel de fuerte que los demás instrumentos. El sonido de la tambora los devotos consideran que es la voz de San Baltazar.
Pablo Cirio es licenciado en antropología de la UBA y trabaja para el Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega” investigando, desde 1991, las prácticas musicales de raigambre afro el culto a San Baltazar. Aunque hoy día la población afroargentina se halle reducida y dispersa, este culto continua practicándose en una amplia zona del Litoral (provincia de Corrientes, este del Formosa, este del Chaco y norte de Santa Fe) a través de trabajos de campo ha comprobado que sus devotos mantienen prácticas musicales y religiosas de raigambre afro.
Cimarrón: ¿y que elementos de la cultura afro mantienen estas personas?
Cirio: Viven en un barrio negro, veneran a un santo vinculado con la comunidad negra argentina y lo honran con lo que al santo más le agrada que es la música y la danza. Este culto esta extendido en una gran zona del noreste argentino, pero cada capilla es autárquica en sus maneras de veneración, prácticamente no hay dos capillas iguales en cuanto a la música que hacen, las danzas que hacen, a la cosmovisión; tienen matices. Por ejemplo lo que escuchábamos recién es la zemba o charanda (este ultimo es un nombre moderno), es una de las danzas religiosas que se tocan y se bailan para el santo. Es una danza sagrada. Se toca con un membranófono de percusión con las manos, que llaman “bombo” y que es único en el país. Este instrumento mide 1,13 m de largo esta construido en un tronco hueco de una sola pieza y se lo coloca horizontalmente sobre una tarima, para percutirlo se sientan dos hombres a horcajadas del bombo dándose la espalda y ambos tocan con las manos sobre el parche el mismo ritmo al unísono; Hay un triángulo muy sonoro, que también es infaltable en esta ceremonia que toca el mismo ritmo y los cantos que son 7 en total, aunque actualmente sólo 4 se encuentran vigentes. La charanda o zemba es de Empedrado y siempre fue de Empedrado, no se baila en ningún otro lugar para San Baltazar. En otras regiones de Corrientes se hacen otros rituales pero siempre lo que tienen como común denominador es que la música y la danza es el vehículo devocional. Por ejemplo en algunas capillas rurales cercanas a la ciudad de Goya se hacen baile de mascaradas, son los cambara’angá (esto es afro-guaraní: cambá es “persona negra” y ra’angá es “espíritu de negro” o “falso negro”). Son bailes de mascaras donde ciertos devotos (no todos) pasan por un rito de paso que se llama “El nombramiento”, asumen el festejar el día del santo con unas mascaras rituales y unos trajes bastante elaborados en donde se simbolizan el rojo y amarillo, los colores del santo y diversos atributos, entonces esas personas durante la fiesta no son esas personas; son el santo. No es posesión exactamente, no están fingiendo tampoco, es un término medio. El santo se les manifiesta mediante lo que al santo le gusta que es bailar, divertirse, candombear. Entonces los cambara’angá tienen que bailar, hacer cuestiones histriónicas, morisquetas y como son el santo en ese momento anulan todas sus características humanas: no tienen nombre propio, no tienen voz propia (hablan en falsete), no tienen el movimiento corporal cotidiano y no tienen rostro que les otorga su indivisa identidad, sino tienen mascaras. Además son máscaras no de cara, sino de cabeza, o sea que les cubre todo. Entonces durante el ciclo festivo de san Baltazar que va del 25 de diciembre al 6 de enero esas personas son, de alguna manera, el santo en la tierra. Ahora esto que les comento así tan fácil me llevo varios años verlo, entenderlo e interpretarlo.
Cimarrón: Yo nunca me imaginé rasgos africanos en el Litoral o en nuestra cultura más que en ciertos estilos musicales, palabras o cosas de la cultura popular que habían quedado bastante superficiales, no me imagine que quedara gente que aun recordara su pasado afro.
Cirio: En esta misma zona donde está el baile de los cambara’angá se toca la tambora (otro membranófono tradicional) que es un instrumento consagrado a San Baltazar, no se toca en ningún otro momento del año, se toca solo para el santo, es un objeto sagrado que se guarda en el altar al lado de la imagen, hay tamboreros específicos que lo tocan, es un tambor pequeño, sin aros, con parche y se toca con dos baquetas. Para el día del santo en estas fiestas la música se tiñe de negro. Hay practicas musicales que son ancestralmente negras como la charanda que escuchamos recién, y hay otras practicas musicales criollas que para el día del santo se africanizan, es el caso del chamamé, el valseado y la cumbia; Estos ritmos obligatoriamente tienen que ser tocados con la tambora. O sea que al conjunto musical que viene se le adosa el tamborero de la capilla, no puede haber música sin tambor. Entonces el chamamé de ese día y solamente el de ese día se toca con percusión (que no es tradicional en el chamamé). Esa música criolla: cumbia, chamamé y valseado tienen un plus de significado negro para el día del santo con el agregado de la tambora, que la tambora es considerada “la voz del santo”, por lo tanto no cumple función de acompañamiento sino que tiene que tocar al mismo nivel de fuerte que los demás instrumentos. El sonido de la tambora los devotos consideran que es la voz de San Baltazar.
Pablo Cirio es licenciado en antropología de la UBA y trabaja para el Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega” investigando, desde 1991, las prácticas musicales de raigambre afro el culto a San Baltazar. Aunque hoy día la población afroargentina se halle reducida y dispersa, este culto continua practicándose en una amplia zona del Litoral (provincia de Corrientes, este del Formosa, este del Chaco y norte de Santa Fe) a través de trabajos de campo ha comprobado que sus devotos mantienen prácticas musicales y religiosas de raigambre afro.